jueves, 4 de diciembre de 2014

Tus espejos ya se suicidan de repugnancia.

Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de araña; que sólo puedas alimentarte de barajas usadas y que el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas; que un fanatismo irresistible te obligue a posternarte ante los tachos de basura y que todos los habitantes de la ciudad te confundan con un meadero.
Que cuando quieras decir: "Mi amor", digas: "Pescado frito"; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al acostarse junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa.
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu único entretenimiento consista en instalarte en la sala de espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no puedas dejar, ni un solo instante, de lamerle la cerradura.

martes, 11 de noviembre de 2014

Antes de que el olvido avance,
fuerte y decididamente
por mi memoria, 
aprendo a recordarte.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Huracanes en otoño.

Sé que si paseo por Granada,
si piso las que fueron nuestras calles,
puede que te encuentre
pero no me encontraré a mí.

Pero aún vive el monstruo y aún no hay paz.

Conocerte me ha cambiado un par de veces la vida, entonces y ahora.

Aquí dentro encontrarás, simplemente, una selección de emociones. La mayoría de ellas, inmensas, inabarcables. Este compendio de imágenes con agradables ruidos quieren hablar de la alquimia: convertir una historia algo triste en una auténtica celebración. Gracias, de veras. Tendría que hacerte un monumento. 

¿Sabes? Hace poco, alguien me pidió consejo, como si yo supiera algo de la vida, puedes reírte a gusto, tú que me conoces. La cuestión es que aquella persona quería saber cómo borrar a alguien de su cabeza para seguir adelante. Simplemente le pregunté: - ¿Y quién dijo que tienes que olvidar?
En mi caso, olvidarte significaba renunciar a mí mismo.

sábado, 11 de octubre de 2014

El Perseguidor.

Lo que pasa es que se creen sabios- dice de golpe-.Se creen sabios porque han juntado un montón de libros y se los han comido. Me da risa, porque en realidad son buenos muchachos y viven convencidos de que lo que estudian y lo que hacen son cosas muy difíciles y profundas. En el circo es igual Bruno, y entre nosotros es igual. La gente se figura que algunas cosas son el colmo de la dificultad, y por eso aplauden a los trapecistas o a mí. Yo no sé qué imaginan, que uno se está haciendo pedazos para tocar bien, o que el trapecista se rompe los tendones cada vez que da un salto. En realidad las cosas verdaderamente difíciles son otras tan distintas, todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento. Mirar, por ejemplo, o comprender a un perro o a un gato.Esas son las dificultades, las grandes dificultades. Anoche se me ocurrió mirarme a este espejito, y te aseguro que era tan terriblemente difícil que casi me tiro de la cama.

jueves, 18 de septiembre de 2014

16.04.14

Ahora ya es más difícil hablar de esto, está mezclado con otras historias que uno agrega a base de olvidos menores, de falsedades mínimas que tejen y tejen por detrás de los recuerdos…

Julio Cortázar.

lunes, 11 de agosto de 2014

Historias de cronopios y famas.

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj. 



martes, 15 de julio de 2014

Y muérete pronto, amor de mi vida.

No voy a estar contigo ni un minuto más. Estoy harta de todas tus patadas. He dicho patadas. Y de tus camisas, de lavarlas y de plancharlas. Qué feas son tus desgraciadas camisas y eso que las elegí yo. No te quiero, me oyes, es que ya no te quiero nada. No me gusta el fútbol ni el tenis ni las novelas de romanos o de extraterrestres o de dragones o de cofres orientales o de lo que sea que tú lees por las noches antes de quedarte dormido como un cerdo. ¿Lo oyes bien? No me gusta nada, nada, nada el fútbol. Me parece una cosa monstruosa, el fútbol. No me gusta tu madre, ni tu hermana, ni tus primos. Que te largues. Llevo diez años a tu lado y en diez años no he abierto la boca. No sabes hacer café. No sabes acariciar. No sabes hacer una tortilla. No sabes llamar al fontanero. No sabes tender. No sabes amar. No sabes sonreír. Y me das tanta pena, porque en realidad es que me das pena. Pena. Sí, pena, porque no tienes culpa de nada. Sí, es verdad, sólo sabes poner el despertador y tomarte una cerveza con los amigos después de currar diez horas seguidas (tranquilo, no me tiraría a tus amigos aunque fuese los últimos falos erectos sobre la tierra porque son tan monstruosos como tú, monstruosidad no culpable, si quieres, pero no más que eso). Eres un Nosferatu posindustrial, amado mío. Diez horas trabajando. Llevo diez años oyendo lo de las diez horas. Diez años a diez horas para nada. <<Es que mi trabajo es muy importante>>, dices. Sí, no veas como está cambiando el mundo con tu trabajo. Se nota a diario, sí, el cambio del mundo, por tu voluntad trabajadora. Anda, pon el despertador. Ya tienes planchada la camisa. Mañana tienes mucho trabajo, amor mío. Pobre diablo, el amor de mi vida. Anda, acuéstate. Pobre diablo, que ya no se la encuentra, que ni si quiera tiene coraje de buscarse una amante. El tonto de mi marido no sabría qué hacer con una amante. Sí, ya sé que estás trayendo mucho dinero a casa, y ahora compraremos muebles nuevos y cambiaremos el coche. Bien. Es maravilloso. Me tiraría al fontanero, al policía municipal que trae las multas que te ponen por no saber aparcar, el vecino del quinto, al del sexto, al del tercero, y tú nunca notarías nada. Nada de nada notarías. Una mesa de madera maciza y un Penault Megane y una semana en Cancún. Tu camisa a cuadros, tu cinturón, tu pantalón de tergal y tus mocasines. Anda, amor mío, yo te pongo el despertador, mañana vas a hacer lo mismo que ayer, qué pasión. Trabaja, amor mío, madruga, amor mío. Tu única voluptuosidad: un frasco de Loewe comprado en el dutty free. Y muérete pronto, amor de mi vida. Me gustaría verte morir, ay, eso me pondría cachonda, eso me abriría la raja desde Ciudad del Cabo hasta Reikiavik. Muérete pronto pedazo de cabrón, que me jodes la vida a cada instante, a cada instante.

jueves, 10 de julio de 2014

Yo te cielo.

"¿Se pueden inventar verbos? Quiero decirte uno: yo te cielo, así mis alas se extienden enormes para amarte sin medida. Siento que desde nuestro lugar de origen hemos estado juntos, que somos de las misma materia, de las mismas ondas, que llevamos dentro el mismo sentido. Tu ser entero, tu genio y tu humildad prodigiosas son incomparables y enriqueces la vida. Dentro de tu mundo extraordinario, lo que yo te ofrezco es solamente una verdad más que tú recibes y que acariciará siempre lo más hondo de ti mismo. Gracias por recibirlo, gracias porque vives, porque ayer me dejaste tocar tu luz más íntima y porque dijiste con tu voz y tus ojos lo que yo esperaba toda mi vida."

Fragmento de una carta escrita por Frida Kahlo a Carlos Pellicer.

Noviembre de 1947.

sábado, 5 de julio de 2014

Te quiero porque...

Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mi será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños.

miércoles, 2 de julio de 2014

martes, 17 de junio de 2014

Ebria de odio.

A estas alturas, dudo que alguien se siente y se pare a mirarme por dentro. De ser así el color de mis órganos no debe de ser un bonito paisaje.

Dudo que alguien se siente y se pare a mirarme por dentro como se mira a una lluvia de estrellas. De ser así, imagino que pretenderán coser este hueco en mi garganta por donde me entra la nostalgia o procurarán tocar mis escondidas costillas sin que suenen a suicidio. 

Dudo que alguien se siente y se pare a mirarme por dentro sin censurar mis labios de besar cicatrices, mis manos de marcar espaldas y mi lengua que tantas miserias lamió.

Anda, acomódate y disfruta de cómo puedo beberme el odio y vomitar en el jarrón de porcelana un poema de amor.

Amársete.

A veces,
miras como al infinito
-o no miras-
y te pones triste,
entonces te amo,
y lo que siento es como si me amara a mí misma,
como si fuera tu mano, mi mano
tus ganas de morir, mi suicidio
y tus ojos fueran los mismos ojos
-tristes-
que se mueven dentro de mis cuencas.

06/14

No seas como ellos.
Ellos me miran  y piensan que es normal en mí esa sonrisa tan enorme un rato y al siguiente ni rastro de ella.
Ellos ven cómo camino y ni se preguntan la razón por la que doy un paso más, oyen mis palabras y no comprenden que mi tono es sólo una mezcla entre educación y desgana.
Y yo no quiero que seas como todos ellos. No eres como ellos.
Ellos creen conocerme. ¿Entiendes?
Ellos quieren a la persona que creen que soy.
Tú no hagas eso, quiéreme aún desconocida.

Una tarde de domingo.

Acabo de descubrir que el amor es una tarde de domingo.
Ahora sé que no bastará con amarnos.
Querrá que vayamos al teatro, que paseemos de la mano por las estrechas calles, que le bese las cicatrices, le lama los tatuajes y querrá convertirme en una versátil pieza de arte.

Joder, el amor es una tarde de domingo.

Ahora sé que me preguntará mil millones de veces si de verdad le quiero.
Tiene miedo de que el amor acabe. O de que ni empiece.
Los dos sabemos lo asquerosamente caprichoso que es el amor.
"¿Me quieres?" Por supuesto. "¿Mucho?" Muchísimo. Pero muchísimo nunca será suficiente porque el amor es una tarde de domingo.

A las 21.

Jueves.
Deseo nº 2: Que hoy te pongas triste por mi culpa.

Ni la primera ni la única.

Yo quería ser la primera
que se enamorara de ti
y de tus aires de ser extravagante 
que no recuerdan a nadie 
excepto a aquellos a que nadie recuerdan.

Y, siendo sincera, más que la primera
quería ser la única,
y que, aún así, me rechazaras
porque ya tienes bastante con amarte
a ti mismo
y escribirte poemas de amor.

No queda nada lindo que decirte
que no te hayan/hayas dicho
ni tú nada que decirme 
que no hayas pronunciado antes.

Y, a pesar de todo,
cuando el perro que aún no tienes
acerque su hocico a tu oído,
yo le envidiaré por ello.

lunes, 9 de junio de 2014

Amada

Amada.
Mal amada.
Insuficientemente amada.
Apresuradamente amada.
Pero amada.


Rayuela ya hablaba de nosotros.

Toco tu boca, con un dedo todo el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.


Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos, donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

martes, 3 de junio de 2014

Aprendo contigo lenguajes paralelos.

Yo aprendía contigo lenguajes paralelos: el de esa geometría de tu cuerpo que me llenaba la boca y las manos de teoremas temblorosos, el de tu hablar diferente, tu lengua insular que tantas veces me confundía.Con el perfume del tabaco vuelve ahora un recuerdo preciso que lo abarca todo en un instante que es como un vórtice, sé que dijiste "Me da pena", y yo no comprendí porque nada creía que pudiera apenarte en esa maraña de caricias que nos volvía ovillo blanco y negro, lenta danza en que el uno pesaba sobre el otro para luego dejarse invadir por la presión liviana de unos muslos, de unos brazos, rotando blandamente y desligándose hasta otra vez ovillarse y repetir las caída desde lo alto o lo hondo, jinete o potro arquero o gacela, hipogrifos afrontados, delfines en mitad del salto. Entonces aprendí que la pena en tu boca era otro nombre del pudor y la vergüenza, y que no te decidías a mi nueva sed que ya tanto habías saciado, que me rechazabas suplicando con esa manera de esconder los ojos, de apoyar el mentón en la garganta para no dejarme en la boca más que el negro nido de tu pelo. Dijiste "Me da pena, sabes", y volcada de espaldas me miraste con ojos y senos, con labios que trazaban una flor de lentos pétalos. Tuve que doblarte los brazos, murmurar un último deseo con el correr de las manos por las más dulces colinas, sintiendo como poco a poco cedías y te echabas de lado hasta rendir el sedoso muro de tu espalda donde un menudo omóplato tenía algo de ala de ángel mancillado. Te daba pena, y de esa pena iba a nacer el perfume que ahora me devuelve a tu vergüenza antes de que otro acorde, el último, nos alzara en una misma estremecida réplica. Sé que cerré los ojos, que lamí la sal de tu piel, que descendí volcándote hasta sentir tus riñones como el estrechamiento de la jarra donde se apoyan las manos con el ritmo de la ofrenda; en algún momento llegué a perderme en el pasaje hurtado y prieto que se llegaba al goce de mis labios mientras desde tan allá, desde tu país de arriba y lejos, murmuraba tu pena una última defensa abandonada.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Museo de cánceres.

"Por eso me duele, ¿sabes? Por eso me duele la sangre: porque está fuera. Y dentro no duele y fuera mata. Y dentro no daña y fuera asusta. Qué intensa la sangre. Qué peligrosa. Por eso me duele, ¿entiendes? ¿Lo entiendes?"

http://www.lunamiguel.com/2013/03/museo-de-canceres.html

jueves, 8 de mayo de 2014

viernes, 2 de mayo de 2014

Tatúame
la
nuca
con
la
tinta
de
tu
lengua.

Me quiero.

Me hice el amor a mí mismo,
en el espejo, besando mis labios,
me dije: 'Me quiero,
te quiero más que nadie'.


Ahora.

Ahora que tengo un alma que perder,
Ahora que no te debo ni me debes,
Ahora que me perfumo cada día,
Ahora que nos mojamos cuando llueve,
Ahora que no te engaño todavía,
Ahora que parecemos colegiales,
Ahora que sale gratis ser feliz,
Ahora que no me culpas de tus males,
Ahora que me han devuelto el mes de Abril,
Ahora que nos besamos en los parques,
Ahora que hacemos tantas tonterías,
Ahora que estás a tiempo de olvidarme,
Ahora que no te quiero todavía.

Habitación con vistas a tu piel.

Tú sabes que en el purgatorio no hay
amor doméstico con muebles de skay.
No es que no quiera, es que no quiero querer,
echarle leña al fuego del hogar y el deber.

La llama que me quema cada vez que te veo
me dice que es absurdo programar el deseo,
al cabo de unos años estaríamos los dos
adultos y aburridos frente al televisor.


jueves, 24 de abril de 2014

Es mucho más.

Pienso que algo se nos escapa. Quizá sea la vida, quizá nosotros mismos. Obsesionados con ese reloj de arena que hace tiempo dejó de ser desierto.
Y tú y yo continuamos caminando muy cerquita, a veces sin rozarnos y otras veces, rozándonos demasiado.
Nos escondemos entre el tráfico, el cemento y la rutina, buscando sobrevivir a base de café y canciones tristes, un tanto perdidos entre máscaras y gente de papel.
Siempre con esta peste a poesía que nos acompaña a cada rincón del mundo, tan tópico de las historias que tienen tanto de inviable como sus protagonistas.
Porque cuando te miro se me tuerce la sonrisa y la vida. Porque cada vez que siento que te pierdo, mi mente se vuelve una cloaca y tú te conviertes en basura.
Y de nuevo vuelvo a pensar que la vida es mucho más que estar esperando... Pero espero.

sábado, 19 de abril de 2014

Más allá del bien y del mal.

Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.

jueves, 17 de abril de 2014

Soy.

Soy cada uno de los lugares en los que he estado.
Soy los caminos que me quedan por recorrer.
Soy los puentes que dinamito cuando me marcho,
que si tengo que volver... ya volveré por otro lado.
Soy un sueño en el que tengo una pesadilla por no poder soñar.
Soy lo que me hace llorar y cuando lloro, soy yo cada una de mis lágrimas.
Soy los espasmos de una polla sin agujero.
Soy la gangrena en unos pezones de miel.
Soy la tristeza de una paja a oscuras.
Soy una muñeca hinchable buscando un alfiler.
Soy el cartel de “aforo completo” en un tanatorio.
Soy la resaca de una abstemia de besos.
Soy la lluvia y soy el charco.
Soy la necesidad de que algún día el amor mueva el mundo.

A veces, quiero ser yo.

Vivo en una duermevela.

Aunque pensando con una mente enfermiza y coja de equilibrio como la mía, yo vivo en un agujero negro.
¿Quién no ha sentido alguna vez la necesidad de correr?
De romper con todo, de huir, de hacerse un ovillo con el solitario deseo de que el tiempo pase.

En días me busco, en días me encuentro y en días me suicido.
No me he movido pero no estoy dónde estaba.
Quiero saber si soy verdad o si me engaño.

A veces camino solo. A veces la soledad me acompaña.
A veces me río de mí. A veces la risa soy yo.
A veces hablo pero no me escucho. A veces escucho pero no puedo hablar.
A veces me callo y mi conciencia me escupe veneno de 50 céntimos la garrafa.

Y todo porque, a veces, quiero ser yo,
pero, a veces, me niego.
Y entonces, sufro. Sufro y mi corazón hecho papel y lapicero escribe renglones desesperados.

Mis ojos lloran arena.
Mi alma huye perseguida por mi mismo.
Mi sangre acaricia la esperanza y al tocarla se hace costra.
Busco mis manos para protegerme pero son de humo.
Un humo podrido, desdentado y yonqui.

Y todo porque, a veces, quiero ser yo,
pero, a veces, me niego.


Simple.

Entre nosotros, rara vez usamos el te amo, más bien decimos te quiero, o te quiero mucho, o te quiero muchísimo.Pero ¿qué estamos diciendo con ese <Te quiero>?
Yo creo que decimos: Me importa tu bienestar. 
Cuando quiero a alguien, me doy cuenta de la importancia que tiene para mí lo que hace, lo que le gusta y lo que le duele a esa persona. 
Te quiero significa, pues, me importas; y te amo significa: me importas muchísimo. Y tanto me importas que, cuando te amo, a veces priorizo tu bienestar por encima de otras cosas que también son importantes para mí.
Esta definición (me importas) no transforma al amor en una gran cosa, pero tampoco lo reduce a una tontería... Conducirá, por ejemplo, a la plena conciencia de dos hechos: no es verdad que te quieren mucho aquellos a quienes no le importa demasiado tu vida y no es verdad que no te quieran los que viven pendientes de lo que te pasa. 
Repito: si de verdad me quieres, ¡Te importo!
Y por lo tanto, aunque me sea doloroso aceptarlo, si no te importo, será porque no me quieres. Esto no tiene nada de malo, no habla mal de ti que no me quieras, solamente es la realidad, aunque sea una triste realidad. (Dice una canción de Serrat:" Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio..." Quizá haya que entender que eso es lo triste, que no tenga remedio.

27 de abril del 2013.

'Podemos tener espacios en el mundo del otro y espacios comunes a los dos. Pero cuando te vas... Te vas con tu mundo y yo me quedo con el mío.

Si yo renuncio a ser el centro de mi mundo, alguien va a ocupar ese espacio.
Si giro a tu alrededor empiezo a estar pendiente de todo lo que digas y hagas. Entonces vivo en función de lo que me permitas, de lo que me des, de lo que me enseñes, de lo que me muestres, de lo que me ocultes... Y por otro lado, cuando me doy cuenta de que soy el centro del mundo de otro, me empiezo a asfixiar, me pudro, me canso y quiero escapar.

Mi idea del encuentro es: Dos personas centradas en ellas mismas que comparten su camino sin renunciar a su centramiento. Si no estoy centrado en mí, es como si no existiera. Y si no existo, ¿Cómo podría encontrarte en el camino?

Hay que tener el coraje de ser el protagonista de nuestra vida. Porque si se cede el protagónico, no hay película.'

Marzo

No quiero que cambies. No para mí.

Quiero aceptarte como eres aun cuando este sea el camino de separarnos.
Prefiero que te alejes de mí por ser como soy, a que permanezcas conmigo para cambiarme.

De todas maneras, si puedo elegir, elijo que me aceptes para quedarte, elijo aceptarte y tenerte cerca, tan cerca como ahora…

Jorge Bucay.

miércoles, 16 de abril de 2014

Noche de bodas.

Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.

Que no se ocupe de ti el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.

Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas, 
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.

Cuando yo quiero que duela.

Cómo duelen estos días, y qué lento anda el tiempo.
Cuesta. Duele. Sólo a veces.
No cuando decides hacer que duela sino cuando haces que duela sin quererlo...
Y pensándolo bien, cuando yo dejo que duela.

No.

¿Es el hombre un individuo soberano que es dueño de su persona, de su mente, de su vida,su trabajo y sus productos?¿O es propiedad de la tribu, del estado, de la sociedad,del colectivo,que pueden disponer de él de cualquier manera que les plazca, que pueden dictar sus convicciones, preinscribir el curso de su vida, controlar su trabajo y expropiar sus productos? ¿Tiene el hombre derecho a existir por su propio provecho- o nace en la esclavitud como un sirviente endeudado que ha de seguir comprando su vida sin poder llegar a adquirirla de forma absoluta?...La cuestión fundamental es sólo: ¿EL HUMANO ES LIBRE?" Ayn Rand.

Aléjate.

Para escribir historia es necesario que no exista ninguna pasión, ninguna preferencia, ningún resentimiento, lo que es imposible evitar cuando a uno le afecta el acontecimiento. Creemos simplemente poder asegurar que para describir bien este acontecimiento o al menos para relatarlo justamente, es preciso estar algo lejos de él, es decir, a la distancia suficiente para estar a salvo de todas las mentiras con las que pueden rodearle la esperanza o el terror.

Marqués de Sade, Historia secreta de Isabel de Baviera, reina de Francia (Prefacio)

En las clases de Hispánicas.

En las clases de Hispánicas
no hay nadie que haya bebido
en el salón de Bukowski
ni que haya dicho a Alejandra
qué coño hacer con el miedo.
Los primeros de la clase
no lloran con Oliverio
pero dicen que han leído 
a los autores que importan.
Como esos grupos de chinos
que en un día ven diez países
sacan fotos y se sienten
conocedores del mundo.
Los primeros de la clase

cuando estudian siete horas
salen afuera al descanso
miran al cielo y ven solo
nubes con forma de nube,

eso los tranquiliza.

Manuel Pujante.

Fuego.

El odio está infravalorado, se quejan demasiado de él, pero eso es porque ignoran que la indiferencia es mil veces peor que el odio. El odio es fuego, un fuego que quiere quemar, pero quiere quemar a quien considera alguien, y ese alguien debe ser lo suficiente importante como para estar presente en la mente del que odia y dedicarle tanta de su atención. Pero la indiferencia no, la indiferencia te anula, te convierte en un cero, ni sumas ni restas.

20 de marzo

Merecemos desangrarnos por alguien que nos hace curar.
No curarnos de los que nos desangran.

domingo, 13 de abril de 2014

Se acabó el show.

'Me agarré a David como si fuese el último helicóptero de Saigón. Volqué en él todas mis esperanzas de salvación y felicidad. Y, sí, me enamoré de él. Pero, si pudiese usar una palabra más fuerte que <<desesperadamente>> para describir cómo quería a David, la usaría, porque el <<amor desesperado>> siempre es el más bestia.

En los casos de amor desesperado siempre pasan estas cosas ¿no? El amor desesperado consiste en inventarse un personaje, exigir a la persona amada que lo represente y hundirnos en la miseria cuando se niega a convertirse en ese ser de ficción. Pero, ay, qué bien lo pasamos durante aquellos primeros meses en que él aún era mi héroe romántico y yo aún era su sueño viviente. Nunca había imaginado que pudiera existir tanta emoción y tanta compatibilidad. Nos inventamos un lenguaje propio. Hacíamos excursiones y nos perdíamos por las calles... Nos pusimos un mote, nos marcamos metas; hicimos promesas y juramentos.

Nuestros primeros meses era como el montaje cinematográfico de las escenas de enamoramiento de todas las películas de amor que hayan visto... Pero de repente todo cambió, fue entonces cuando él empezó a retroceder y cuando vi el lado oculto de mi apasionado héroe romántico, el David solitario como un náufrago, frío como un témpano, Inmaduro como un adolescente.

Lo cierto es que me había hecho adicta a David (en mi defensa debo decir que él lo había propiciado por ser una especie de hombre fatal) y ante su falta de atención cada vez mayor yo empecé a sufrir unas consecuencias fácilmente previsibles. La adicción es típica en todas las historias de amor basadas en el encaprichamiento. Todo comienza cuando el objeto de tu adoración te da una dosis embriagadora y alucinógena de algo que jamás te habías atrevido a admitir que necesitabas -un cóctel TÓXICO- sentimental, quizá, de un amor estrepitoso y un entusiasmo arrebatador-. Al poco tiempo empiezas a necesitar desesperadamente esa atención tan intensa con esa ansia obsesiva típica de un yonqui Si no te dan la droga, tardas poco en enfermar, enloquecer y perder varios kilos (por no hablar del odio al camello que te ha fomentado la adicción, pero que ahora se niega a seguirte dando eso tan bueno, aunque sabes perfectamente que lo tiene escondido en algún sitio, maldita sea, pero antes te lo daba gratis). Mientras tanto, tu ser amado te trata como si jamás te hubiera amado con una pasión fervorosa.

Pues ya está. Ya has llegado al destino final del amor caprichoso.'



Come, Reza y Ama.