viernes, 28 de junio de 2013

Au Revoir

Qué casualidad encontrarte a diez pasos
 junto a aquel ser al que vas engañando
 quiero reírme y gritar “pobre diablo”
 es tan conmovedor.
 Tu piel poco a poco se va transformando
 desde el magenta al más negro morado
 tu absurda mente y tus labios cerrados,
 me están gritando “adiós”.
 Y ahora dirás que no sabes quién soy,
 y en el fondo es verdad, nunca te interesó
 y me evitarás porque ayer ya no es hoy
 si pudieras fundirte, voila, au revoir, alehop.
 Tu estúpido autómata hablaba encegado
son las dioptrías del enamorado,
 quiero evitaros saltando a un tejado
y evitar la colisión
 y ahora dirás que no sabes quién soy
 y en el fondo es verdad, nunca te interesó
y ahora verás el fin de esta función
voy a hacerme invisible, voila, au revoir, alehop.

jueves, 27 de junio de 2013

Enciéndeme y yo me apagaré.

¿Cómo poder amar a alguien todos los días, a todas horas?

Todas las personas sufrimos el incesante proceso de la mutación. Hoy amas a alguien y dentro de dos semanas ese alguien es otro ya. Supongo que por eso yo sólo puedo amar a los momentos y no a las personas. Una noche te quiero y a la mañana te odio o peor aún, no me interesas. Deambulo en el tiempo rogando momentos en los que poder sentirme viva, mis ojos son aquellas letras escritas en un cartón expresando la falta que me hacen. Que necesito un hogar, unos brazos donde refugiarme, una boca que me alimente y una mente que encienda mis delirios.

jueves, 13 de junio de 2013

.

- Quiero ir a un sitio donde me maraville por algo…
- ¡Oh! Hablas como una quinceañera.
- No, me comporto como una desde los 15, o me enrollo con un chico o corto con un chico, nunca me he concedido dos semanas de descanso para pensar en mí.

Muevo ficha.

Si pudieras despejar todo ese espacio que ocupas en tu mente por obsesionarte de ese tío tendrías una puerta y ¿Sabes qué haría el universo al verla?, Colarse. Se colaría y te llenaría del amor que jamás hayas podido conocer.

lunes, 10 de junio de 2013

Tóxico.

Todo empieza cuando el objeto de tu afecto te inyecta una fuerte y alucinógena dosis de algo que nunca te has atrevido ni si quiera a admitir que querías, un emotivo chute de amor y emoción descontrolado. Pronto empiezas a ansiar esa atención con el mono de una yonky, cuando te la deniegan enfermas, enloqueces, por no hablar del resentimiento que sientes hacia el camello que te enganchó y que ahora se niega a pasarte tu droga. ¡Maldita sea! Y antes te la regalaba sin pedírselo. Lo siguiente eres tú en los huesos, temblando en una esquina, con la única certeza de que venderías tu alma para poderlo probar una vez más. Mientras tanto el objeto de tu adoración ahora siente repulsión por ti. Te mira como si no te conociera de nada. Lo irónico es que él no tiene la culpa. En fin, mírate bien, eres una calamidad, no puedes reconocerte ni con tus propios ojos. Y has llegado al destino final de tu encaprichamiento, la total y despiadada infravaloración de ti misma.

Arruinémonos.

¿Recuerdas cuando me dijiste que deberíamos vivir juntos y ser infelices para poder ser felices? Considera una prueba de lo mucho que te quiero el haber pasado tanto tiempo desgastándome en el intento para ver si funcionaba.
Una amiga me llevó a un sitio impresionante el otro día, se llama el Augusteo, Augusto lo construyó para que albergaran sus restos. Cuando llegaron los bárbaros lo arrasaron, junto con todo lo demás. El gran Augusto, el primer gran emperador de Roma, ¿Cómo podría haber imaginado él que Roma, o lo que para él era el mundo entero, acabaría un día en ruinas? Es uno de los lugares más silenciosos y solitarios de Roma. La ciudad ha ido creciendo a su alrededor durante siglos, es como una bella herida, como un desengaño amoroso al que te aferras por el placer del dolor.
Todos queremos que nada cambie. Nos conformamos en vivir infelices porque nos da miedo el cambio, que todo quede reducido a ruinas. Pero al contemplar ese sitio, el caos que ha soportado, la forma en que ha sido adaptado, incendiado, saqueado… y luego ha hallado el modo de saberse levantar, me vine arriba. A lo mejor, mi vida no ha sido tan caótica y es el mundo el que lo es, y el único engaño es intentar aferrarse a ella a toda costa. Las ruinas son un regalo. Las ruinas son el camino a la transformación.