Yo quería ser la primera
que se enamorara de ti
y de tus aires de ser extravagante
que no recuerdan a nadie
excepto a aquellos a que nadie recuerdan.
Y, siendo sincera, más que la primera
quería ser la única,
y que, aún así, me rechazaras
porque ya tienes bastante con amarte
a ti mismo
y escribirte poemas de amor.
No queda nada lindo que decirte
que no te hayan/hayas dicho
ni tú nada que decirme
que no hayas pronunciado antes.
Y, a pesar de todo,
cuando el perro que aún no tienes
acerque su hocico a tu oído,
yo le envidiaré por ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario