martes, 17 de junio de 2014

Ebria de odio.

A estas alturas, dudo que alguien se siente y se pare a mirarme por dentro. De ser así el color de mis órganos no debe de ser un bonito paisaje.

Dudo que alguien se siente y se pare a mirarme por dentro como se mira a una lluvia de estrellas. De ser así, imagino que pretenderán coser este hueco en mi garganta por donde me entra la nostalgia o procurarán tocar mis escondidas costillas sin que suenen a suicidio. 

Dudo que alguien se siente y se pare a mirarme por dentro sin censurar mis labios de besar cicatrices, mis manos de marcar espaldas y mi lengua que tantas miserias lamió.

Anda, acomódate y disfruta de cómo puedo beberme el odio y vomitar en el jarrón de porcelana un poema de amor.

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