martes, 23 de julio de 2013

Pequeña derivación cotidiana que veo todos los días:

"Quiero que me quieras, quiero que me quieras, quiero que me quieras... Pero cuando consigo que me quieras, me doy cuenta de que eres un tarado, quizá por querer a alguien como yo y ahora te desprecio, y ahora no me importa tu cariño."

jueves, 4 de julio de 2013

Regresé.

Ayer, poco más y me echo a llorar.
Me miré en el espejo y, de repente, fui plenamente consciente de todo el tiempo que llevaba sin regresar al País de Nunca Jamás. En ese momento, me acordé de lo que me dijiste: << Peter, rompió su promesa, se colocó una corbata y creció.>>
Que poco me gusta hablar del pasado con la boca llena de nostalgia.
Tampoco me gusta cuando no sé qué decir o no tengo ni idea de qué es lo que espera la gente que diga. Me parecen situaciones incómodas, suelo evitarlas. Al igual que fingir la sonrisa y el interés.
Por lo general, prefiero la compañía de la música antes que la de los humanos.
Cada vez me cansa más que la gente insista en "hacer como que me conoce".
Vamos por la vida intentando desnudar almas, y muy bien, no digo que conocer gente esté mal pero luego todos dejamos mucho que desear. Asumamoslo. Es que caminamos buscando decepciones y, después, nos echamos a llorar.
Quizá, acá, se encuentre mi problema: Las decepciones; ese historial interminable de todas la veces que he decepcionado a alguien.
Y es por eso que ya echo la llave a cada puerta, por todas esas veces que han entrado en mi vida y se han dedicado a abrírmelas de par en par, desordenándolo todo, desnudándome por dentro.
No soporto, que tras todo ese caos, me dediquen cuatro palabras estúpidas de ánimo e insistan en encenderme la luz cuando yo quiero tener el mundo apagado.
Lo que realmente pienso es que tengo miedo a las personas y a que tomen papeles importantes en mi vida.
¿Qué les hace pensar que deseo ver cómo me despellejan y abren mi Caja de Pandora?
No esperes que me quede quieta mirando cómo me invades y me destripas.
No te sorprendas cuando, de repente, desaparezca. Suelo hacerlo, no eres el primero ni serás el último.

lunes, 1 de julio de 2013

Disculpad.

Que me disculpen las grandes preguntas
 por las pequeñas respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos,
cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica
porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas
y que me esfuerce después para que parezcan ligeras.

Antes del atardecer.

"- Me siento destinado a sentirme ligeramente insatisfecho de todo, intentando siempre mejorar mi situación. Si culmina un deseo, sólo desemboca en otro. Y luego pienso: Qué coño, no importa, el deseo es el motor de la vida. ¿Verdad? ¿Crees que es cierto eso de: "Si no deseáramos nada no seríamos infelices?"

- No sé, ¿no desear nada no es un síntoma de depresión?, ¿Tú no crees que desear cosas es saludable?

- Jaja, sí...bueno, no lo sé, sin embargo los budistas dicen: "Libérate del deseo y descubrirás que ya tienes todo cuanto necesitas.

- Sí, pero yo me siento más viva cuando deseo algo más que lo básico para sobrevivir. Verás, desear intimar con una persona o comprarme unos zapatos es bonito. Me gusta sentir esos deseos.

- Pero puede ser un reflejo del sentido de propiedad, es decir, como cuando sientes que mereces unos zapatos nuevos, ¿Entiendes? Está bien desear cosas siempre que no te enfades cuando no las consigues."


Que siga la farsa, pero no conmigo.

¿Queréis escuchar hasta el final? Esto no es un drama; es una farsa, aunque no lo parezca. Si llegamos al final pasará lo de siempre: vosotros os levantaréis para aplaudir, y nosotros saldremos varias veces a saludar, y seremos cómplices de la farsa, de vuestra farsa. Luego volveréis a vuestras casas y todo seguirá igual. Seréis tan corruptos, tan hipócritas, tan mierdas como siempre. Pero tendréis la conciencia tranquila porque sois modernos, porque habéis aplaudido a rabiar una obra de izquierdas muy dura, "durísima tío..." No estáis de acuerdo con el mundo que os ha tocado. Pero no hay salida, no podéis cambiarlo. Hay que aceptar las reglas del juego. Pero vosotros no sois culpables, porque todavía sois capaces de echar una lagrimita por la revolución que no pudo ser. Sois unos farsantes hijos de puta que merecéis mi más profundo desprecio. Durante un año he sido vuestro bufón. Me avergüenza no haber tenido el coraje de hacer esto mucho antes. Me niego a seguir siendo vuestro cómplice.
¡Venga, que siga la farsa! pero a partir de esta noche no contéis conmigo.