'Podemos tener espacios en el mundo del otro y espacios comunes a los dos. Pero cuando te vas... Te vas con tu mundo y yo me quedo con el mío.
Si yo renuncio a ser el centro de mi mundo, alguien va a ocupar ese espacio.
Si giro a tu alrededor empiezo a estar pendiente de todo lo que digas y hagas. Entonces vivo en función de lo que me permitas, de lo que me des, de lo que me enseñes, de lo que me muestres, de lo que me ocultes...
Y por otro lado, cuando me doy cuenta de que soy el centro del mundo de otro, me empiezo a asfixiar, me pudro, me canso y quiero escapar.
Mi idea del encuentro es: Dos personas centradas en ellas mismas que comparten su camino sin renunciar a su centramiento. Si no estoy centrado en mí, es como si no existiera. Y si no existo, ¿Cómo podría encontrarte en el camino?
Hay que tener el coraje de ser el protagonista de nuestra vida. Porque si se cede el protagónico, no hay película.'
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