sábado, 21 de mayo de 2011

Ya lo sabes.


Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido,
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido,
fatigados de tanto andar sin encontrarte.
Luego, de vuelta a casa,
enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles,
resuelvo un crucigrama;
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.
Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse,
soy esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.

2 comentarios:

  1. Vivo en el número siete, calle Melancolía.
    Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
    Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
    y en la escalera me siento a silbar mi melodía.

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