sábado, 21 de mayo de 2011

La muerte.

Y por primera vez reflexionó sobre la muerte. Está sentada y me espera. Sin impaciencia, creo. Y yo voy acercándome. No sé dónde la encontraré, a la vuelta de qué recodo percibiré sus ojos y reconoceré sus manos transparentes… No, no se muere de improviso, sino que se va uno muriendo con cada cosa, con cada persona que se nos va de nuestras vidas. Me he ido muriendo con tanta gente ya… No será muy difícil cortar los hilos. Pronto, no sé cuándo, no me sentaré más en este sillón,(…) no bajaré más esa escalera; no veré más esos acantos del jardín, ni oleré este aire de principios de abril que mueve los laureles como diciendo adiós…

No hay comentarios:

Publicar un comentario