sábado, 21 de mayo de 2011

El hombre desarrollado.

El hombre consiguió desatarse de las trabas que le impedían pensar y obrar libremente; el hombre, hoy, estaría dispuesto a ejercitar su voluntad. Pero no la tiene, y además ya no sabe. Se ha perdido a sí mismo. Y tras su máscara de euforia por vivir en una época tan avanzada, oculta un clamor de soledad y de impotencia. Tiene en sus manos una vida que, al no ser vivida, le conduce a la desesperación, y lo empuja a admitir cualquier ideología o cualquier líder o cualquier moda con tal de parecer diferente sin serlo; con tal de ser considerado como individuo sin que le obliguen a recorrer el proceso, largo y afilado y penoso, del pensamiento individual.

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