"Las palabras son inútiles,tercas,retorcidas como tornillos que no entran rectos. Y me cansan.Pero son lo único que tengo. (...) El mecanismo hace tiempo que dejó de resultar intrigante o atractivo. No hay desafío.No hay chispa.No hay color. El mundo es tan gris como mi asco. Las palabras son los puntales de mi abulia. Pero son–lo he dicho,lo repito–lo único que tengo." Roger Wolfe
lunes, 10 de junio de 2013
Tóxico.
Todo empieza cuando el objeto de tu afecto te inyecta una
fuerte y alucinógena dosis de algo que nunca te has atrevido ni si quiera a
admitir que querías, un emotivo chute de amor y emoción descontrolado. Pronto
empiezas a ansiar esa atención con el mono de una yonky, cuando te la deniegan
enfermas, enloqueces, por no hablar del resentimiento que sientes hacia el
camello que te enganchó y que ahora se niega a pasarte tu droga. ¡Maldita sea!
Y antes te la regalaba sin pedírselo. Lo siguiente eres tú en los huesos, temblando en una
esquina, con la única certeza de que venderías tu alma para poderlo probar una
vez más. Mientras tanto el objeto de tu adoración ahora siente repulsión por
ti. Te mira como si no te conociera de nada. Lo irónico es que él no tiene la
culpa. En fin, mírate bien, eres una calamidad, no puedes reconocerte ni con
tus propios ojos. Y has llegado al destino final de tu encaprichamiento, la
total y despiadada infravaloración de ti misma.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario