jueves, 9 de junio de 2011

Matar para liberar.


Al final logré el propósito que me había fijado justo después de mi ruptura. Maté a una persona. Maté a la persona formal, estudiosa, ambiciosa, que estaba dentro de mí.
La maté porque sabía instintivamente que, al hacer eso, iba a liberar a otra, mucho más humana, más sensible aún, y con más curiosidad por la vida.

1 comentario: